Patroclo llevandose la armadura de aquiles ante el |
En el canto XXIII de la Ilíada, Aquiles organiza juegos fúnebres en honor de Patroclo. En ellos se suceden la carrea de carros, el pugilato, la lucha, la carrera a pie, el duelo con armas, el lanzamiento de un objeto de metal (_disco?), el tiro con arco y el lanzamiento de lanza o jabalina. En el canto VIII de la Odisea, unos juegos que se celebran en la corte de Alcinoo son descritos del siguiente modo: “Empezaron a competir en la carrera. Partieron simultáneamente de la raya, y volaban ligeros y levantando polvo por la llanura... Salieron a desafío otros en la fatigosa lucha, y Euríalo venció a cuantos en ella sobresalían. En el salto fue Anfíalo superior a los demás; en arrojar el disco señalose Elatreo sobre todos, y en el pugilato Laodamante, el buen hijo de Alcinoo”; Odiseo, ante la provocación de los atletas, demostró su valor lanzando el disco más lejos que nadie, y después recordó sus éxitos con el arco y la jabalina.
Teniendo en cuenta la anterior enumeración Miguel Ángel Elvira plantea, como hipótesis, que
después de la carrera de un estadio, que marcó el principio de los juegos olímpicos, y tras la introducción de las otras carreras, lo que se hizo fue ir añadiendo, unas tras otras, las competiciones comúnmente aceptadas en los juegos de ejércitos y cortes del siglo VIII a.c. Aceptando esta explicación, es suficiente con encontrar también la explicación a algunas irregularidades:
a) Exclusión del combate armado y del tiro con arco: pruebas que por sí mismas serían contrarias a la tregua olímpica, pues imponían la introducción de armas en el santuario; no ocurre así con la jabalina que, ya en el propio Homero, se entiende como una prueba de fuerza sin que contase la puntería y, por tanto, el daño a un posible adversario.
b) Si repasamos la sucesión de pruebas que componen los juegos de la Odisea observamos que está casi perfilado el pentathlon. Cabe pensar que, en cierto momento, se difundió la idea de entregar, en los juegos olímpicos, un premio suplementario a quien sacase la mejor media entre cinco pruebas y, paulatinamente, este premio fue absorbiendo los de las pruebas particulares, hasta quedarse solo al final. Únicamente su larga tradición le permitió a la carrera permanecer también como prueba autónoma y la lucha mantuvo su autonomía a causa de la expectación que despertaba: al constituir la última prueba del pentathlon, podía ocurrir que un atleta hubiese ya superado a los restantes por tanta diferencia que no fuese necesario llegar a realizarla.
Las pruebas de las Olimpiadas no son tan caprichosas y aleatorias como a primera vista pudiera parecer. Incluso una competición tan peculiar y discutida como el lanzamiento de disco tiene su razón de ser histórica: si existió el disco (y no el peso, por ejemplo) es porque su forma es la más sencilla que puede adquirir un lingote en una tecnología primitiva (al fundir el metal y para darle forma se utilizaba un hoyo o depresión escavado en la arena, lo que daba a los “lingotes” forma lenticular). En Homero se señala que el premio del lanzamiento de disco era el propio disco, apreciado por los soldados porque les permitía construir con él armas o herramientas de metal.
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