Teorías materialistas.
Por materialismo se conoce un conjunto de sistemas de pensamiento y doctrinas sobre la naturaleza del mundo que sitúan a la materia en una posición central, mientras reducen el papel de la mente a una situación secundaria y dependiente. Llevado hasta sus posiciones extremas, el materialismo conduce a la negación de cualquier sustancia espiritual y, en consecuencia, se encuentra estrechamente unido al ateísmo. En el sentido que aquí nos interesa, materialismo debe entenderse como materialismo histórico o marxismo. Esta corriente de pensamiento, desarrollada por Marx y Engels,propone explicar los fenómenos históricos y sociales como expresión de la lucha entre las clases sociales, que, a su vez serían el reflejo de las transformaciones en los modos de producción e intercambio.
El concepto de modo de producción es abstracto, es decir, no existe en estado puro, y sirve para expresar un conjunto global y organizado en el cual la forma, la manera en que la sociedad produce los bienes materiales desarrolla un papel fundamental y, en última instancia, condiciona los demás elementos que la configuran: jurídicos, políticos, ideológicos, etc. Así pues, para el materialismo histórico, la actividad básica del hombre consiste en producir, para mantener la especie y su entorno social, a través del trabajo. La capacidad del hombre para trabajar se denomina “fuerza de trabajo”, que tiene su manifestación en la energía, sea física o intelectual, gastada; esta fuerza de trabajo desarrolla su actividad con la ayuda que le prestan las herramientas y máquinas, que constituyen los “medios de trabajo” y se aplica sobre las materias primas, es decir, sobre el “objeto de trabajo”. Los medios y objetos de trabajo constituyen lo que se denomina “medios de producción” y la totalidad de los elementos que intervienen en el proceso de trabajo son conocidos como fuerzas productivas. Pero en el modo de producción intervienen, además, las “relaciones de producción” que se desarrollan entre los diferentes agentes que toman parte en el proceso de la producción. Estas relaciones pueden ser técnicas, las que se establecen entre trabajadores y medios de producción, y sociales, las que tienen lugar entre los productores y los poseedores de los medios de producción. Como hemos señalado, el modo de producción es un concepto teórico, en la realidad lo que existen son sociedades humanas en el tiempo y en el espacio, cuya estructura es compleja, apareciendo elementos dominantes de un modo de producción concreto, pero también residuos de otros anteriores; el objeto histórico real, concreto e individualizado para cuyo estudio sirve como referencia el modelo abstracto es lo que se conoce como “formación social histórica”.
Partiendo de este modelo el materialismo histórico establece como tesis básica que la producción y el intercambio de los productos constituyen la base de todo orden social; en todas las sociedades que han existido la distribución de los productos y junto a ella la división social de los hombres en clases o estamentos, es una consecuencia de lo que sociedad produce, cómo lo produce y la manera en que se realizan los intercambios. Todos los cambios sociales, todas las revoluciones políticas, se explican a través de las transformaciones sucedidas en el modo de producción y cambio. La historia se constituiría de esta manera en una sucesión de modos de producción: comunidad primitiva, esclavismo, feudalismo y capitalismo. Y dentro de cada uno de ellos la producción de las ideas, las representaciones simbólicas y religiosas, etc. dependen en última instancia y de manera directa de las relaciones materiales que se dan entre los hombres; es decir, el modo de producción de la vida material condiciona el proceso social, político y espiritual de la vida humana.
La aplicación de las tesis marxistas al estudio del deporte lleva a que los movimientos corporales, que existen tanto en el hombre como en los animales, se diferencien en función del principio del trabajo, es decir, que los ejercicios corporales desarrollados por el hombre únicamente puedan ser considerados y explicados en el marco del proceso de producción. Se construye así una historia de la educación física y el deporte que comprendería tantas etapas como modos de producción han existido, por cuanto las exigencias materiales existentes en cada uno de ellos determinarán el desarrollo de unos ejercicios físicos específicos.
En sus orígenes, en el modo de producción primitivo, para la subsistencia del cazador resultan fundamentales el lanzamiento de la jabalina y las danzas y ceremonias de caza, que serían entendidos como los más antiguos ejercicios corporales; la aparición del arco y la flecha como nueva arma, esencial para la caza, determinaría la aparición de todo un conjunto de nuevos ejercicios con la pretensión de mejorar el rendimiento en su utilización. Con la revolución neolítica y como consecuencia de ella el proceso de sedentarización, aparecería el concepto de educación corporal, en la perspectiva de los rituales de acceso a la sociedad, surgiendo, además, las primeras competiciones en la forma de juegos y danzas, que se convierten en elementos centrales de la vida social. El progreso de la urbanización, ya en el filo de la historia, traería consigo la aparición de la guerra, y con ella los ejercicios corporales adquirieron una dimensión militarista; se produce entonces una importante transformación en el sentido y significado de los ejercicios: lo que antes constituía una preparación para el proceso productivo se convirtió en preparación para el combate. En síntesis, la perspectiva marxista al abordar el análisis de los ejercicios corporales en la prehistoria entiende éstos como un medio básico para mejorar la capacidad productiva del hombre, y como una parte importante de la educación en el sentido de preparación para la guerra (Betancor y Vilanou, 1995).
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