A partir de finales del siglo V a.c., las olimpiadas comienzan a diversificar sus facetas y
actividades. Ante el importante número de personas que acude a ellas -para un ciudadano
griego la asistencia como espectador podía ser el punto culminante de su vida- paulatinamente
se crean centros de acogida, baños, gimnasios, palestras y otras comodidades colectivas... La
importante aglomeración de gente procedente de todos los rincones del mundo griego tiene
como consecuencia que todo cuando se haga o diga en Olimpia sea conocido en pocas
semanas en toda Grecia. Para quien quiera darse a conocer en cualquier campo o actividad, un
festejo olímpico es la mayor y mejor caja de resonancia que puede encontrar. Muy pronto
comienzan a frecuentar el santuario historiadores, filósofos, sofistas, oradores, artistas, etc.
Elpúblico que espera el comienzo de las pruebas atléticas se entretiene en escucharles sus
lecturas en voz alta, los discursos, sus discusiones, sus comentarios estéticos a las obras que
adornan el recinto,...
Aunque el ejercicio físico estaba ya profundamente arraigado en las costumbres de los
griegos, se impuso un sentido individualista que llevó a que el cultivo del cuerpo fuese un fin
en sí mismo. También, progresivamente, se impone el papel de espectadores frente al de
practicantes lo que lleva a la generalización del profesional del atletismo y a que se agudicen
las discusiones en el seno de la sociedad sobre los inconvenientes de estos atletas cuyo único
objetivo era alcanzar la victoria. Con el Helenismo, la pérdida de importancia de las
ambiciones políticas individuales y la desaparición de las fiestas políticas de carácter local
tuvo como consecuencia la transferencia de una carga simbólica creciente a los vencedores en
las competiciones atléticas. La “industria del atletismo” del periodo helenístico fue la
respuesta a la demanda de héroes por parte de los griegos en una época en que ya no existían
ni el héroe guerrero ni el héroe político de la Grecia arcaica o clásica.tre los árboles del bosque sagrado los primeros edificios de No decae la importancia de los juegos atléticos o la calidad de los atletas, sin embargo la
literatura (la principal fuente de datos hasta entonces) muestra un creciente desapego hacia la
faceta atlética de las olimpiadas: el mundo de la cultura, progresivamente ganado a las tesis de
la filosofía comienza a desentenderse del cuerpo y de la fuerza física y Olimpia se transforma
en una escuela de oradores centrada en defender la idea de helenidad frente a todo lo bárbaro.
Esta actitud adquiere carácter polémico cuando, a medida que avanza el cristianismo, la
Hélade se convierte en el soporte teórico del paganismo y por Olimpia aparecen los
principales hombres divinos que, en el período imperial, intentan, con el ejemplo de su modo
de vivir y con su doctrina revitalizar el culto a los dioses.
Es probable que fuese esa faceta filosófico-religiosa la que sirviese de excusa al decreto de
Teodosio que suprimió las Olimpiada tras la celebración de la que hacía el número 293 en el
año 393. Pero ya por entonces los propios concursos atléticos se hallaban en una crisis
profunda. Después de dos siglos de recuperación bajo el imperio romano -en la época de
Nerón y los emperadores Julio-caludios especialmente-, el siglo III con las primeras
invasiones de los bárbaros supuso destrucciones generalizadas e hizo necesaria la
construcción de una muralla alrededor del santuario. El deterioro de las pruebas se ejemplifica
en que apenas se conocen nombres de vencedores después del 241 d.c., es probable que, en su
último siglo de existencia, los juegos olímpicos volvieran a reducirse a un papel puramente
todo discobolo
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