29 de octubre de 2010

Los viejos valores e ideales aristocraticos (parte 2)

Areté significa hacer solamente aquello que los demás reconocen como bueno o digno de ver,es decir, en esta época lo que importa es el juicio de los demás, el atenerse a juicios de valor universal. Aparecen totalmente unidas bajo esa areté la acción política y la guerrera cuyo fin es hacer al hombre famoso.A medida que avanza la época arcaica, estos valores competitivos e individualistas evolucionan y toman como punto de referencia a la ciudad -la defensa guerrera de la ciudad o la competición física vienen a sustituir la competición individual.La concepción teológica proyecta fielmente el modelo social aristocrático con su religión olímpica atestada de dioses competitivos e individualistas -los dioses olímpicos guerrean, se vengan, etc.- a partir del siglo VII a.c. se avivan paralelamente tendencias religiosas populares de corte místico y vitalista (orfismo, misterios, etc.). Con ellos surge la preocupación por el
destino del alma y la conexión mística individual con la divinidad, siempre sin organización ni mediación sacerdotal.
Este conglomerado ideológico representa un ideal de vuelta al pasado o, mejor dicho, a una situación intemporal e inmóvil. Son los ideales de una pequeña capa social que ostenta el poder económico, político y religioso. Una clase uniforme en toda Grecia que crea una cultura panhelénica (tradiciones uniformes, juegos,...). El concepto de polis no juega un papel central;
es, antes que otra cosa, un organismo defensivo. Las guerras son litigios entre familias nobles, donde se ofrece la posibilidad del ejercicio de la areté y de los ideales épicos. El aparato del Estado (la política planeada, el expansionismo económico-comercial, etc.) comienza a surgir con la aparición de los legisladores y tiranos. La idea de justicia (diké), que comienza a entreverse a partir del siglo VII a.c., es encadenada por la aristocracia dentro de los límites de su concepción clasista: igualdad entre los nobles, respeto al orden jerárquico establecido (eunomía).

La palabra diké, traducida generalmente por “justicia” tiene en la cultura griega un significado muy
relacionado con el de la palabra areté. En la tradición aristocrática diké viene a ser el no salirse del
camino, el atenerse al lugar y función que a cada uno le corresponde en el orden social establecido.
Pero desde mediados de la Época Arcaica, y vinculado al ascenso de las clases populares, se fue
asentando un nuevo sentido de diké más próximo al de nuestra palabra “justicia” e incluso el
término de diké será sustituido por el más abstracto de dikaiosyne. La dikaiosyne significará, a
partir de entonces, rectitud moral (no arbitrariedad), honestidad hacia los demás, también hacia los
débiles. A principios del siglo IV Platón intentará retomar el primitivo sentido de diké para
reelaborarlo en función de la estratificación en su Estado ideal.

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