29 de octubre de 2010

Los viejos valores e ideales aristocraticos (parte 1)



Aparecen formulados en los poemas de Homero (Ilíada y Odisea) en los cuales se refleja una época muy anterior (Homero vivió en el siglo IX y sus poemas relatan hechos del s. XIII).Otros poetas (Píndaro, Teogonías) reformulan estos ideales e introducen elementos nuevos.Los poemas de Homero representan el “paraíso perdido” de la sociedad aristocrática. La virtud o excelencia humana (arete) gira en torno al éxito-fama procedente de la guerra –por otra parte, fuente de botín, única forma de enriquecerse en una sociedad aún sin comercio-. La virtud es heredada y de ahí que el linaje (la pertenencia a un genas) suponga el valor fundamental. La virtud, por tanto, no se aprende ni se puede obtener a través del la enseñanza como se sostendrá en el siglo V cuando se tienda a superar los prejuicios de clase.


La palabra arete, traducida habitualmente por “virtud”, significa para un griego eficacia en el
desempeño de una función. Así, de un objeto que cumple bien su función, de un artesano que
ejecuta eficazmente su trabajo, etc., se puede afirmar que tienen arete. La actual palabra “virtud”,
en algunos contextos, guarda cierto parentesco con este significado; así se dice, por ejemplo, de un
fármaco que tiene la “virtud” de curar o de un músico que es un “virtuoso” del piano. La arete es,
por tanto, el acierto (el dar en el clavo), la excelencia. Referido al hombre aristocrático tradicional,
el arete no es más que el acertado desempeño de su “rol” social (guerrero, atleta, etc.). Pero, a
medida que las capas sociales populares ascienden en el cuerpo social, la arete tiende a
generalizarse identificándose con la diqué o justicia en un sentido moralizante. Al final de la época
Clásica, Sócrates, Platón y Aristóteles darán al concepto de areté un sentido aún más amplio y
general hablando de la areté humana, es decir, algo así como el acierto y la eficacia, en la tarea de
ser hombre. En consecuencia, estos filósofos se verán obligados a definir tal tarea, lo cual
equivaldrá a definir el sentido de la existencia.

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