8 de noviembre de 2010

La educación heroica y agonal en el mundo homérico (parte 3)

hombres luchando por el triunfo y la gloria del vencedor

El héroe homérico y, tomándolo como ejemplo, el hombre griego, no es realmente feliz si no se valora a sí mismo, si no se afirma como el primero, distinto y superior, dentro de su categoría.
En la época arcaica, el triunfo físico, que se manifiesta en el combate, de una manera auténtica, o en las competiciones atléticas -los juegos-, de forma más convencional y menos peligrosa, es la expresión de la areté suprema. No se puede separar de otros valores para apreciar su valor propio; la distinción entre valores individuales o sociales, físicos o morales surgirá con posterioridad, en este momento todos se confunden. Y el triunfo físico es el cúmulo de todos: el hombre completo está en la lucha, todo él triunfa o pierde.
La educación física tenderá con posterioridad a confrontar cuerpo y alma, a situar el cuerpo en relación con el alma; en esta época esto no tiene sentido, no solamente porque los ejercicios físicos no pueden ser relacionados con una noción de la educación que no existía entonces o porque no son nada más que la iniciación a técnicas religiosas o guerreras, sino porque el alma y el cuerpo no existían de manera aislada: no se separa al hombre de su apariencia y de sus actos.
La concepción del mundo de la poesía homérica es todavía completamente aristocrática, el cantar heroico se dirigía exclusivamente a los príncipes y a los nobles; sólo se interesaba por ellos, por sus costumbres, normas e ideales. El hombre común del pueblo carece todavía de nombre y el guerrero vulgar no tiene ninguna importancia, en todo Homero no existe ni un único caso en que un personaje no noble se eleve por encima de su propia clase.
Este concepto heroico y agonal está en el origen de los Juegos Panhelénicos y permanecerá a lo largo de toda su historia, aunque adaptado y modificado por las cambiantes condiciones sociopolíticas, en especial la difusión de los nuevos valores democráticos vinculados con la Polis. En este contexto, cabe recordar que el origen etimológico de la palabra Atleta está en el término griego athletes que a su vez deriva de athlon = lucha. Athlon y Agón serían por tanto términos sinónimos.

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